Sare denuncia que la presa de Orozko, Alaitz Aramendi padece una «condena perpetua encubierta»
La red ciudadana Sare ha denunciado el «régimen de excepcionalidad» que, a su juicio, padece la presa de ETA Alaitz Aramendi, condenada a 40 años de prisión por un atentado con coche bomba en Madrid, y que ha considerado es «equivalente a una condena perpetua encubierta».
En rueda de prensa celebrada en Orozko (Bizkaia), Sare ha anunciado, además, la puesta en marcha de una campaña de movilizaciones con la que, bajo el lema ‘Bizi osorako zigorrik ez! Alaitz etxera, rechazar «el régimen de excepcionalidad que se le aplica por ser presa vasca y por su condición de mujer presa, con todas las limitaciones negativas que ello conlleva».
«Alaitz Aramendi está condenada por la ley 7/2003, a penas de 40 años de prisión efectiva, con lo que esto supone, no solo desde un punto de vista físico, sino también psicológico. Cuarenta años de prisión efectiva es el equivalente a una condena perpetua encubierta», han añadido.
Tras señalar que Aramendi también cumplió 13 años de condena en cárceles francesas, han advertido que «la Unión Europea dictó una norma para que las sentencias de los diferentes tribunales penales europeos tuvieran un efecto equivalente y se contabilizaran».
«Esto no ha ocurrido en el caso de Alaitz Aramendi y de otros 50 presos. El Estado español aprobó la ley 7/2014 para evitar que los 13 años fueran tenidos en cuenta a la hora de contabilizarlas en cárceles españolas. Si esto se hace efectivo, no obtendría la libertad hasta el año 2040, tras 53 años en prisión», han insistido.
Detenida en septiembre de 2007 en la localidad de Cahors (Francia), Alaitz Aramendi fue entregada a España por el país galo, donde se encontraba cumpliendo condena, en enero de 2021 para cumplir su pena de 40 años por atentados, estragos e incendios.
Desde la Red Ciudadana SARE, hemos venido manifestando, como a lo largo de estos últimos meses, se han ido produciendo avances satisfactorios y esperanzadores en la aplicación de la política penitenciaria al colectivo de presos y presas vascas, pero aún, queda un largo camino por recorrer que fnalizará cuando se ponga fn a la legislación de excepción que se les aplica. En el caso de Alaitz, se suma, también, el hecho de ser mujer, que conlleva y sufre las consecuencias de un modelo patriarcal en el modelo penitenciario, junto a unas infraestructuras penitenciarias pensadas, prácticamente en exclusiva, para los hombres.