Las trabajadoras de Madres Mercedarias se encerraron este domingo en la iglesia de Laudio
Las trabajadoras de Madres Mercedarias han ocupado este domingo la iglesia de Laudio con el objetivo de denunciar la amenaza de cierre del centro de Ibarra. 116 trabajadoras y usuarias están en peligro de quedarse en la calle.El encierro se prolongó hasta media tarde con diversas charlas y mesas redondas.
El encierro se ha desarrollado en un ambiente distendido, con varias mesas redondas hasta bien entrada la tarde. Los padres y madres de los centros públicos de Aiaraldea han tomado la palabra en primer lugar para denunciar la situación que viven. A continuación, el Movimiento Feminista de Aiaraldea ha explicado la dinámica «Denon bizitzak erdigunean» y han puesto sobre la mesa la necesidad de un sistema de cuidados público, comunitario y feminista. Para terminar, las trabajadoras de Madres Mercedarias han ofrecido una mesa redonda junto a trabajadoras de Gaude, Apdema y Gorabide.
HISTORIA DEL CONFLICTO
Hace dos meses las trabajadoras explicaban este conflicto del siguiente modo:
Somos 43 trabajadoras que cuidamos de 73 mujeres con discapacidad intelectual. Es decir, somos mujeres cuidando mujeres, y sabemos que ésta es una de las razones por la que se atreven a amenazarnos con el cierre del centro de trabajo y de que nuestras condiciones laborales sean tan precarias.
En el 2019 Las Madres Mercedarias, utilizando a la empresa buitre Fundación Aliados, nos congelaron el sueldo y nos aumentaron la jornada anual. Para defender nuestras condiciones laborales, iniciamos una lucha y hemos realizado, hasta el día de hoy, 21 días de huelga y múltiples movilizaciones. La Diputación de Bizkaia ha mirado para otro lado, siendo esta administración quien tiene la titularidad del servicio público que realizamos y a quien hacemos responsable directo de la situación de precariedad en la que nos encontramos. Recordamos que los salarios que cobramos son de entre 900 y 1.100 euros.
La Congregación Madres Mercedarias nos han comunicado recientemente que abandona el servicio y que si nadie viene a “comprarles el negocio” cerrarán el centro de trabajo. También nos han comunicado que la Diputación de Bizkaia conoce la decisión. Han contratado a la Fundación EDE para que gestione la actual situación. La gestión de EDE, hasta ahora, ha sido retirar a la Congregación de cualquier negociación con las trabajadoras y transmitir a la plantilla que es mejor no “hacer ruido”; es decir, intentar asustarnos y que no luchemos por nuestros derechos.
La situación es muy grave, no solo para nosotras, sino también para las mujeres a las que cuidamos. Para estas mujeres este centro residencial es su hogar. La Diputación de Bizkaia es, ahora más que nunca, la responsable directa de este conflicto y la vamos a interpelar directamente.