Saturday 07 de September del 2024

Ramiro González entrega a la familia los restos de Manuel Azcona Diputado por Amurrio

Actualizada julio 15th, 2024 a las 07:59
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“Hay que felicitarse por que la ultraderecha negacionista de la memoria histórica haya dejado de gobernar a los alaveses y alavesas de Trebiño”. El diputado general de Álava, Ramiro González, se ha felicitado este fin de semana por el hecho de que la “ultraderecha negacionista de la memoria histórica que ha gobernado sobre los alaveses y alavesas que viven en Trebiño haya abandonado el gobierno. Desde ayer, quienes vivían bajo ese gobierno son un poco más libres”, ha resaltado.

Ramiro González, diputado general de Álava, y María Jesús San José, consejera de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno Vasco, han entregado a la familia los restos mortales de Manuel Azcona, en un acto organizado el sábado en Vitoria-Gasteiz por Gogora y la Diputación Foral.

Manuel Azcona era diputado de la Gestora Provincial de Álava, antecesora a la actual Diputación Foral de Álava, fue detenido a las pocas horas de la sublevación militar y ejecutado extrajudicialmente en septiembre de 1936. Se trata de una víctima de desaparición forzosa.

Durante el acto, el diputado general de Álava ha arremetido duramente contra la extrema derecha y su posicionamiento respecto a la memoria histórica, y ha reivindicado que “es más importante que nunca plantarse frente los negacionistas, frente a quienes quieren enterrar la historia, en un momento en que las alternativas de extrema derecha pretenden girar el rumbo de Europa”.

El diputado general se ha dirigido directamente a las familias de las personas represaliadas en la Guerra Civil por parte de los sublevados franquistas apelando a que “todavía hay víctimas sin identificar en cementerios y otros enterramientos, y personas que no saben lo que pasó con sus familiares. Es inadmisible que siga ocurriendo casi 90 años después”.

Tras reivindicar los principios de derecho “a la verdad, justicia y reparación”, ha asegurado que la Diputación Foral de Álava, junto al resto de instituciones vascas, “tiene el compromiso y la obligación de recuperar la memoria histórica y dar a conocer la vulneración de derechos humanos que se produjo en este territorio histórico durante la Guerra Civil y el régimen dictatorial franquista”.

Ramiro González ha confesado sentirse emocionado por un acto realizado en la Plaza de la Provincia, que Manuel Azcona “cruzó innumerables veces” para entrar en la Diputación. “Pertenezco a un gobierno que se siente legítimo sucesor de aquella corporación presidida por Teodoro Olarte e integrada por 15 representantes, de los cuales la mitad fueron encarcelados y ejecutados extrajudicialmente. Fue un acto execrable que alaveses y alavesas no hemos olvidado ni olvidaremos”.

 “Buscar y difundir la verdad de lo sucedido con el objetivo de poder incorporarlo a la memoria colectiva, hacer justicia dentro de las posibilidades de nuestras administraciones, y reparar a quienes sufrieron los horrores de la guerra y la dictadura, son objetivos troncales que se han convertido en compromiso irrenunciable para las instituciones vascas”, ha añadido el diputado general.

A su vez, ha recordado que la Diputación Foral y las Juntas Generales de Álava celebran todos

los meses de septiembre, coincidiendo con el aniversario de las ejecuciones de los diputados alaveses Teodoro Olarte, Manuel Azcona y Casto Guzmán de Castro, un acto de homenaje en el monolito donde están presentes los nombres de las personas asesinadas por la dictadura franquista en el territorio. “No debemos bajar la guardia. Se lo debemos a las familias, pero también al conjunto de la sociedad”, ha concluido Ramiro González.

Desarrollo del acto

El acto en el que, entre otras autoridades, han estado presentes la vicelehendakari primera y consejera de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, la presidenta de las Juntas Generales de Álava y varios diputados y diputadas forales, ha comenzado con la proyección de un vídeo elaborado por Gogora donde se resume el proceso de recuperación e identificación de este caso.

Posteriormente, en el turno de intervenciones el diputado general de Álava ha precedido a la consejera y después, juntos, han entregado a la familia los restos de Manuel Azcona. Los ha recogido su nieta, María Jesús Fuertes, acompañada por sus hijos. La familia también ha recibido un informe que recoge las labores de exhumación e identificación del caso y una réplica en miniatura de la escultura ‘Duintasuna’ de Iñigo Arregi, que preside los Columbarios de Elgoibar y Orduña.

En ese momento, se ha llamado al estrado momento a las familias de otras dos personas asesinadas junto al homenajeado: Teodoro Olarte, el por entonces presidente de la Comisión Gestora Provincial, y Casto Guzmán de Castro, también diputado como Azcona. A todas ellas, se les ha bailado el ‘aurresku de honor’.

Seguidamente, María Jesús Fuertes Azcona ha tomado la palabra en nombre de esta familia que durante todos estos años no ha cesado en el empeño de buscar y recuperar a Manuel. El acto ha finalizado con una ofrenda floral y el ‘Agur Jaunak’.

La represión en Álava

Las circunstancias del asesinato de Manuel Azcona son un ejemplo de la brutalidad de la represión que el bando sublevado desplegó en Álava al hacerse con el territorio. Entre 1936 y 1945, 376 personas fueron ejecutadas, de ellas, 299 lo fueron de forma extrajudicial. Esta cifra hace referencia tanto a las personas ejecutadas en el territorio, como a los alaveses que fueron ejecutados fuera de él.

La acción represiva contra cargos electos fue cruenta. Entre marzo y julio de 1936, la Comisión Gestora Provincial de Álava, designada por el Frente Popular, estuvo formada por 15 miembros de los partidos que integraban la coalición de izquierdas, todos ellos fueron destituidos y detenidos con el golpe de estado. Entre septiembre y octubre de 1936, siete de ellos fueron excarcelados en Vitoria y ejecutados extrajudicialmente.

En la documentación histórica referente a cinco ellos, consta por escrito que iban a ser ‘trasladados a Pamplona’. Era el 17 de septiembre de 1936, pero Modesto Manuel Azcona Goicoechea, Casto Guzmán de Castro, Teodoro Olarte Aizpuru, Ricardo Ibáñez Hidalgo y Benedicto Luna López no llegaron a su destino.

Ese mismo día, junto a una carretera en la localidad de Bayas, Miranda de Ebro, aparecieron cinco cadáveres y el alcalde ordenó inhumarles en el cementerio.

Así, fueron enterrados en una misma fosa del cementerio de Bayas: Manuel Azcona  Goicoechea y Casto Guzmán de Castro, diputados de la Comisión Gestora Provincial, Teodoro Olarte Aizpuru, presidente de la Comisión Gestora Provincial, Ricardo Ibáñez Hidalgo, militar, y Benedicto Luna López, trabajador de la banca.

Al tiempo, una vez finalizada la guerra, la familia de Olarte, presidente de la Gestora Provincial, exhumó sus restos y los inhumó en el cementerio de Santa Isabel, en Vitoria-Gasteiz. El resto de las familias desconocían qué había sido de ellos.

En 1967, en el uso del espacio del cementerio, la fosa original de 1936 se rompió y los restos fueron inhumados en otra fosa del propio cementerio de Bayas.

En 2019, con el impulso del Ayuntamiento de Miranda de Ebro, la Sociedad de Ciencias Aranzadi exhumó estos restos mortales, y, si bien, se cotejaron las muestras de ADN con las aportadas por la familia Azcona, en ese momento no dieron un resultado positivo. Recientemente, Gogora, a través del laboratorio genético Biomics, solicitó otra muestra de ADN a la familia y, finalmente, con la tercera muestra cotejada, se han podido identificar los restos de Manuel Azcona Garaicoechea.

Gogora sigue trabajando para lograr identificar genéticamente a los restantes y entregárselos a su familia. Si bien, en este momento, no tiene contacto con los descendientes de Ricardo Ibáñez Hidalgo y Benedicto Luna López.

Biografía

Modesto Manuel Azcona Garaicoechea nació el 2 de febrero de 1891 en Villafranca, Navarra, estaba casado con Felisa Errigible, que era maestra en Amurrio, y tenían dos hijos. Manuel Azcona fue elegido diputado por Amurrio y tras la sublevación militar fue detenido y llevado a la Prisión Provincial de Vitoria. Por su parte, Felisa fue depurada, perdió su trabajo y tuvo que exiliarse en Inglaterra con sus dos hijos.

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